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~ Curiosidades del español dominicano

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Publicaciones de la categoría: Argot Dominicano

No es lo mismo

06 domingo May 2012

Posted by lyferreira in Argot Dominicano, Español Dominicano, Hablar Dominicano, j

≈ 2 comentarios

Indudablemente, el habla dominicana es muy contextual. Se ciñe a la circunstancia y adrede o no, ajustamos el diálogo conforme al ámbito en el cual nos desenvolvemos. Por ejemplo, cuando estoy entre mi familia que es cibaeña de pura cepa, se me zafan unas clases de íes que peligrosamente atentan contra mi estatus y posición intelectual en el grupo de amistades y colegas, lo que en el argot dominicano se dice como me dejan el claro. Pero dejemos el tema de la «i» cibaeña para otro momento, pues quiero esbozar  la contextualización del hablar dominicano, empezando por la sustitución de «h» por «j».

Etimológicamente hablando, la “h” silenciosa al inicio de muchas palabras en español  procede de una «f» antigua, que luego se convirtió en “j” para desvanecer por completo quedando solo la «h» en la escritura. Existen ejemplos de ítemes léxicos que se resisten a esta transformación como los casos de férrocarril que viene de hierro cuyo símbolo químico es Fe y portafolio que viene del latín folium que significa portahojas. La transición f/h empieza durante la época medieval, cuando el latín empieza a fragmentarse en otras lenguas. En 1605, año que Cervantes escribe el Quixote quien llama a Dulcinea señora de la fermosura, la f inicial persistía, pero ya se debilitaba a j, hasta eliminarse el sonido por completo, transformando para siempre el léxico y la ortografía hispana. Ejemplo de esto es filium-jijo-hijo.

Ahora bien, a través de los siglos hemos aceptado este cambio, pues si apelamos a esfuerzos articulatorios, es mucho más fácil elidir un sonido que manifestarlo. Pero no conforme con transmitir un mensaje en donde no quepa alguna duda, el dominicano ajusta su habla al contexto de la conversación para quedarse con una joya del español antiguo. Es justo y necesario, pues nos queda muy claro cuando el dominicano dice que tiene jambre y quiere darse una jartura; o que está jarto de la situación porque los políticos son casi todos unos jabladores y de ganar el candidato no deseado, no queda más que irse juyendo al exterior.

Addendum

30 lunes Abr 2012

Posted by lyferreira in Argot Dominicano, Español Dominicano, Hablar Dominicano

≈ 6 comentarios

Lo que en el argot dominicano se conoce como bizcocho (internacionalmente hablando: pastel, tarta, cake) es otro desbarajuste producto de una designación equívoca. En este caso, el vocablo en cuestión procedente del latín bis coctus que literalmente significa dos veces cocido, no refleja una transparencia de significado, pues los ingredientes de un buen bizcocho dominicano (de cuantas libras usted desee) se cuecen una sola vez. No sé qué tipos de bizcochos prepararían los chefs del César para el deleite los epicúreos de la Roma antigua. Pero lo que sí puedo decir con certeza es que en República Dominicana, lo que se conoce como bizcocho no debe ser. Es mi humilde y lingüísticamente defendible opinión que los  tostones son verdaderos bizcochos.

Sobre las falsas designaciones

28 sábado Abr 2012

Posted by lyferreira in Argot Dominicano, Español Dominicano, Hablar Dominicano

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Cuando Colón llegó a las costas caribeñas, nunca se imaginó el chanchullo (lío en dominicano) que se armaría cuando se enfrentó a la fastidiosa tarea de empezar a nombrar las cosas del «nuevo mundo.» Con el español en plena etapa de esplendor, pronunciado por el mismo Nebrija como lengua amiga del imperio, los colonizadores empezaban a notar que lo complicado no era la utilización de la recién consolidada lengua castellana, sino el definir con exactitud los referentes. Contraproducente fue el tratar de utilizar entradas léxicas preexistentes en el castellano para designar los descubrimientos del «nuevo mundo,» pues un jaguar no es un león como tampoco una nagua es falda. Aquel tollo lingüístico del cual se percataron rápidamente los conquistadores, obligaron a los mismos a abandonar el oficio de utilizar el castellano para definir las cosas taínas, y empezar a incorporar algunos indigenismos al castellano a modo llamar al pan pan y al vino vino. Así pues, triunfa canoa como la primera acepción indígena en el diccionario de Nebrija escrito en 1495, marcando un hito en la lexicografía española. Asímismo, el empleo de otros indigenismos de la entonces Hispaniola como huracán y hamaca han trascendido más allá del castellano,  aunque con algunas adaptaciones morfológicas como hurricane y hammock en inglés, ouragan y hamac en francés y hurrikan y hängematte en alemán. A pesar de que esto nos enorgullece, pues los vestigios de la cultura taína han quedado plasmados en otras lenguas para la posteridad, lamento informarles que aun nos quedamos con la curiosidad de saber qué son verdaderamente los limoncillos, pues limones pequeños no son.

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