Lo que en el argot dominicano se conoce como bizcocho (internacionalmente hablando: pastel, tarta, cake) es otro desbarajuste producto de una designación equívoca. En este caso, el vocablo en cuestión procedente del latín bis coctus que literalmente significa dos veces cocido, no refleja una transparencia de significado, pues los ingredientes de un buen bizcocho dominicano (de cuantas libras usted desee) se cuecen una sola vez. No sé qué tipos de bizcochos prepararían los chefs del César para el deleite los epicúreos de la Roma antigua. Pero lo que sí puedo decir con certeza es que en República Dominicana, lo que se conoce como bizcocho no debe ser. Es mi humilde y lingüísticamente defendible opinión que los  tostones son verdaderos bizcochos.