Pregunta un lector sobre el origen de la palabra mojiganga, y no es para menos, ya que esta curiosidad en pleno auge de protestas y sentimientos caldeados, surge a raíz de los movimientos anti-reforma fiscal. “El pueblo no es mojiganga”, reportan los indignados. Pero dejemos los argumentos en pos y en contra de la reforma para explicar el significado de este delicioso ítem léxico.

Para entender lo que resulta como el vocablo mojiganga, hay que vislumbrar las similitudes fonológicas y articulatorias que existen entre los fonemas consonánticos /b/ y /m/. Ambos son bilabiales (que se articulan con los labios) y ambos son sonoros (que requieren de las cuerdas vocales). Sin embargo, /b/ es oclusivo, que se ejecuta mediante un impedimento total en el paso del aire, y /m/ es nasal cuyo paso del aire continuo es possible porque este sonido se manifiesta a través de las fosas nasales. Entonces, no nos ha de sorprender que dentro del proceso evolutivo lingüístico, exista un trueque entre /m/ y /b/, (piensen en el muy común fenómeno mayonesa~bayonesa).

Ahora bien, todo esto se relaciona porque mojiganga, procede de bojiganga, que a su vez viene de voxiga que es variante de vejiga, del latín vesica. Entoces, voxiga en la antigüedad era una especie de pequeña organización de farsantes o bufones que montaban obras y comedias; bojiganga era la obra montada por dichos farsantes.

Cualquier semejanza entre la antigüedad y la actualidad es pura casualidad.